Todo comienzo tiene un génesis, y este (el del lenguaje) se remonta a cuando nuestra conciencia dio por hecho que el lenguaje no podía cambiar.
Las inglesas al casarse pierden su identidad, pero sobre todo, pasan simbólicamente a pertenecer a su marido, como si se tratasen de un objeto, esto lo digo, por su perdida de apellido. Todos sus logros pasan a ser de su marido, su descendencia no lleva parte de ella en el nombre; en definitiva y como dije, pierden su identidad.
Aquí en Latinoamérica el caso es distinto, ya que a pesar de mantener nuestro apellido (este igualmente se pierde en la segunda generación de descendencia). Siempre se habla de: “Mi mujer”, “su mujer” pasando a pertenecer al otro. Me di cuenta de esto de una manera extraña, simplemente comencé a sentirme extraña al escuchar eso, incomoda, triste y al final analizando las frases me di cuenta de mi sentencia, mi futuro; pertenecer (propiedad) a un hombre ¿pero la esclavitud ya no estaba abolida? Pensé…
El lenguaje de manera simbólica nos reduce a propiedad, hay que cambiarlo, hay que tomar conciencia. Esto empezando por nosotras: hablando correctamente, NO genéricamente y corrigiendo este tipo de lenguaje.
El lenguaje es lo que queda en la memoria, la memoria es nuestra fuente para actuar, y la psicología nos dice: “como hablas actúas”, “como hablas te relacionas.
Sosteniendo esta tesis podemos finalizar quedándonos con: un no nos declaren marido y mujer, si no Esposa y Esposo, porque hombre y mujer nos creo, semejantes, y no marco diferencias de derechos entre ambos.